Xuasús González
Asociación La Horqueta (León)
Son días estos en los que, se quiera o no, se acaba por perder el control. Entiéndalo el lector como mejor considere: que si, con tantos días de fiesta, casi no sabe uno ni en cuál vive; que si estamos todo el día comiendo–; que si, sin habernos dado cuenta, hemos tomado un par de copas –o tres, o cuatro…– de más; que qué habrá pasado con la ‘extra’, que ya ‘no está’…
Pero, con todo y con eso, la Navidad no deja de ser un tiempo ‘mágico’ en el que, de alguna manera –y muy especialmente los más pequeños– podemos estar más cerca de los sueños… Y en el que –no lo olvidemos– lo realmente importante para los cristianos es que celebramos el nacimiento de Jesús, el mismo al que, en poco más de tres meses, acompañaremos en su Pasión y Muerte, y cuya Resurrección da sentido a nuestras vidas.
No obstante, no todo el mundo vive estas fiestas con la misma intensidad; eso también es cierto. Y no falta tampoco quien, simplemente, las sobrelleva como mejor puede esperando que llegue el Bautismo del Señor –por eso de que pone el punto final al tiempo de Navidad–, pues es bien sabido que no todos reciben igual cada época del año: no está de más recordar, sin ir más lejos, que hay quien ‘huye’ de la Semana Santa… Pero hay mucho más que villancicos, luces de colores, papanoeles y turrones…; además, huele a incienso… y no solo porque en un abrir y cerrar de ojos nos plantemos en la Cuaresma, que también…
Las Navidades son fechas de ajetreo cofrade… Y es que, de una u otra manera, el mundo semanasantero se hace presente en estos días, por ejemplo, colocando el nacimiento; pero, sobre todo, metido de lleno en iniciativas solidarias. Los cofrades, ni que decir tiene, no damos la espalda –o, al menos, no deberíamos– a quienes más nos necesitan, a nuestro prójimo más cercano, ese que se encuentra en nuestro mismo entorno; y en esta época, en la que quizás la situación nos toque el corazón un poco más, con más motivo: no podemos mirar para otro lado. Y menos ahora, inmersos en esta pandemia de covid-19 que tanto daño está haciendo a todos los niveles, incluido el económico.
Así, si la caridad, la acción social, es uno de los tres pilares sobre los que debe sustentarse una cofradía –junto a cultos y formación–, hoy por hoy su importancia es capital. También –huelga decir que no solamente– en Navidad.
La cuestión es si todas estas iniciativas que llevamos a cabo –como las recogidas de alimentos– las ponemos en marcha simplemente por inercia, por mera rutina –es Navidad, y ‘toca’ hacer esto o lo otro– o si, por el contrario, estamos convencidos de la labor que desarrollamos. Tal vez si lo analizamos nos demos cuenta de que podemos dar una vuelta de tuerca más; que, además de lo habitual –que nadie está diciendo que se deje de organizar, quede claro–, se pueden también explorar otras ideas que se salgan de lo común y ‘encajen’ en el contexto en que vivimos; es evidente que las necesidades de hoy en día no son las mismas que las de hace siglo y medio… y tampoco que las de un par de décadas atrás, y ni siquiera que las del año pasado por estas fechas. Aspectos como la soledad –principalmente entre las personas mayores–, por poner un ejemplo, es una de esas cuestiones en las que quizá bien pudiéramos incidir un poco más. E, insisto, no solamente en tiempo de Navidad…
Ahora que acabamos de comenzar un nuevo año, quizá sea buen momento para pararse a reflexionar y decidir por dónde seguir… Me temo que el camino no va a ser nada fácil…
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